El trueno cae y se queda entre las hojas

domingo, 9 de enero de 2022

 

Leer teatro que debería representarse

Gulliver captiu

De Paco Romeu

Alzira, Bromera, 2021, 93 páginas.

 


Es una paradoja que hoy en día se lean tantos mamotretos de seiscientas páginas en unos tiempos donde Internet y la comunicación personal se come nuestro tiempo. Cuando se escribían cartas y disponíamos de horas para pensar hace décadas, también leíamos teatro: en cien páginas con poca tinta estaban condensados todos los pensamientos de estos novelones actuales que parecen más diseños de mercadotecnia para el consumo que literatura. Ahora nos falta tiempo para pensar pero leemos novelotas cuando a lo mejor sería conveniente explorar la búsqueda de nuevos lectores explicándoles las bondades de la lectura de textos de teatro publicados. O literatura dramática como se le debe llamar.

Uno de esos autores valencianos cuyas publicaciones no faltan año tras año es Paco Romeu. Irónicamente es eterno candidatos a los Premios de la Crítica Literaria Valenciana en este género cuando lo que debería ser siempre es representado. Sigo esperando una producción de Piel de cebolla, Uns altres temps o Play. Lo último que vimos fueron la infantil Astrolabi y Xin en 2017, producciones marcadas por una modestia que daba aún más relieve a la calidad de la construcción del texto de un autor admirable, escritor sin descanso y conocedor profundo de las claves de la literatura dramática. ¿Por qué no se le representa? ¿Uno de esos misterios sin resolver de la nave del Íker Jiménez burocrático? ¿Será porque sus textos suelen necesitar un gran director? ¿O por desconocimiento? ¿O por cuestiones que van más lejos de lo artístico? No lo sé pero me importaría saberlo porque Paco Romeu da al teatro buenos textos en forma de edición.

En 2021 ha publicado dos obras. Marjal  es la última, dentro del taller teatral Insula Dramataria “Josep Lluís Sirera”, uno de los aciertos de la gestión actual del Institut Valencià de Cultura por la calidad de los textos y sus lecturas dramatizadas. De esta obra ya hablaremos. Ahora nos centramos en la anterior, publicada apenas unas semanas antes: Gulliver captiu. Avalada además por haber obtenido el Premi Ciutat d’Alcoi de Teatre “Pep Cortés”.

Desconozco la calidad del resto de obras presentadas a este premio, pero haberlo concedido a Paco Romeu le da realce. Avala la calidad y la honradez del concurso. Y así es Gulliver captiu, un trabajo excelente y honesto con unos diálogos construidos de forma magistral con naturalidad y escenas de acciones explicadas con acotaciones que dejan suficiente libertad al director, siempre que se centre en la función fundamental del teatro: contar una historia para hacernos reflexionar. En él hay un argumento de la vida de tres personas pero también una visión del mundo urbanístico de la ciudad de Valencia, así como las primeras reacciones ante los albores de la pandemia, más un potente aparato de imágenes. Su fusión bien controlada da como resultado un texto interesante lleno de matices y aristas de la realidad.

Sam tuvo un accidente en los años ochenta con su skate en el parque Gulliver del viejo cauce del río Turia en Valencia. Después de muchos años, despierta del coma, lo cual trastoca la vida de su hermano pequeño, Nico, especialista en parkour, y su pareja Tina, estudiante de arquitectura. Aunque en realidad el elemento unificador de las historias personales y sus contradicciones es el paisaje urbano de la ciudad de Valencia. En él se desenvuelve el fracaso de Nico o los sueños imposibles de regeneradora del urbanismo de Tina. Nico con su deporte sorteador de obstáculos de la ciudad que luego cuelga en su perfil de You Tube, intentando acabar viviendo de su afición, muestra de una sociedad empobrecida tanto económicamente como de perspectivas de futuro. Tina deseando corregir los errores monumentales de sus predecesores urbanísticos en su tesis de arquitectura, señala defectos pero quedan en el aire para la reflexión. Los padres, personajes ausentes, que siempre creyeron en que Sam despertaría, son otra generación con esperanzas frustradas. Y cuando sucede, se descubren realidades como el uso del dinero de la pensión o la confrontación de la mentalidad infantil de Sam con sus actuales cuarenta y dos años.

Los conflictos se suceden. El impacto urbanístico determinado por el acontecimiento de la creación de un nuevo cauce para el río Turia a su paso por Valencia es paralelo a la realidad de los personajes. El despertar de Sam produce el choque entre aquel mundo de los ochenta y el  actual. Además, se van produciendo noticias sobre una pandemia que se avecina. Para que al final la vida sea como el parkour, con obstáculos permanentes para sobrevivir. Pero hay una esperanza en las palabras finales de Tina.

Romeu domina el lenguaje. Escribe con un valenciano pulcro. Incluso pone el habla vulgar en el texto. Defiende la lengua en la que no se podría haber escrito el proyecto de Tina cincuenta años antes y, por tanto, su mayor uso en el ámbito científico. Pero sobre todo lo que nos está advirtiendo es la incertidumbre ante el futuro. Todo con un excelente apoyo de imágenes reales que dan testimonio y certeza a los acontecimientos, dando vida a las ideas y a los espacios del desarrollismo de la ciudad de Valencia, a veces desmedido.

Gulliver captiu es uno de los mejores textos publicados en 2021 y confirma a Paco Romeu como uno de los escritores teatrales valencianos actuales más relevantes.

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