El trueno cae y se queda entre las hojas

lunes, 31 de enero de 2022

 

No es solo un homenaje de recuerdo

Pasqualet de Vila-real. Ànima de dolçainer

Xarxa Teatre. Texts de Manuel V. Vilanova et alii.

Vila-real. Fiestacultura – Xarxa Teatre. 2021. 240 págs.



Algo que uno que es del cap i casal de esta ciudad estrábica siente es la admiración que en tantas tierras tienen por las tareas de conservación de su patrimonio, material o inmaterial, y su capacidad para recordar y rendir homenaje a quienes aportaron su trabajo y esfuerzo en su cultura. Y más cuando se trata de cultura popular, tantas veces menospreciada desde nuestros ámbitos académicos y por la propia ciudadanía que considera como algo menor y / o festivo sus aportaciones. Mientras en otros lares se crean cátedras de elementos de la cultura popular, en Valencia capital lo consideramos superfluo. No imagino un congreso donde se invite a especialistas en fiestas donde el fuego es protagonista mientras se están celebrando las Fallas, como ocurre en otras partes. Como ver a nuestro ayuntamiento editando un libro de canciones populares que no haya escrito un especialista universitario sino un vecino con cierta cultura y sentido de la investigación con ánimo de fijar la cultura oral, a la vez que editando otro sobre un ilustre paisano con una labor intelectual o artística encomiable. O sí: depende de tus afinidades personales y políticas. Algún día esto cambiará y yo no lo veré.

Escribo esto a propósito de una de tantas tareas pendientes por nuestras gentes, porque la sociedad “civil” tiene su culpa, y nuestros munícipes capitalinos: el mundo de la dolçaina valenciana. Ahí queda el ejemplo de Joan Blasco, con homenajes continuos de los dolçainers de la ciudad hasta el punto de resultar cansinos por ser del mismo formato repetitivo, pero sin un libro de especialistas o con participación de quienes convivieron con él en ese mundillo cuando había veinte dolçainers, o una recopilación de sus grabaciones y discos, que los hay. ¿Pero nos dirigimos a la concejalía de Cultura Festiva, a la de Patrimonio Cultural o a la de Acción Cultural? Yo personalmente me dirigiría a la de Patrimonio Cultural.

En cambio, en Vila-real sí se ha hecho esta tarea con su gran dolçainer: Pasqualet, Pasqual Juan Rochera según el Documento Nacional de Identidad. O el Grenya, para sus amigos. Xarxa Teatre, con Manel  V. Vilanova al frente y a cargo de la edición, lo ha querido recordar después de su fallecimiento el 15 de abril de 2020 con una publicación en estuche que contiene un libro fenomenalmente distribuido y ordenado, con un aparato gráfico soberbio y completo. Un recorrido por su mundo musical con artículos testimoniales del significado de la aportación de Pasqualet a la revitalización de la dolçaina, su trayectoria y la parte que le corresponde por su tarea dentro de la música en Vila-real. El estuche contiene también CD recopilatorios de su música, tanto como dolçainer como de su faceta de intérprete de swing con el clarinete y la propia dolçaina: El dolçainer de Tales, Pasqualet de Vila-real El Dolçainer, La Pasqualet Swing Band, Pasqualet a Xarxa Teatre, Pasqualet a les festes populars y Pasqualet a les festes folklòriques i rituals. Diríamos que su discografía completa, porque reúne todas las caras y estilos que desarrolló a lo largo de su vida.

El gran mérito de la obra es haber reunido las vertientes memorialística y estudiosa más el aspecto práctico, la música grabada. Pasqualet era el dolçainer popular participante en todas las fiestas populares de su pueblo pero también en otras iniciativas junto a Xarxa Teatre o como integrante de escuelas de dolçaina. Pero también su importancia radica en haber incorporado ritmos de moda, pop, latinos, swing, jazz o afroamericanos, incluso rock, a este instrumento valenciano de tesitura que no llega a dos escalas. Para quienes empezábamos interpretando piezas tradicionales Pasqualet era diferente por esta vertiente, no solo por lo bien que tocaba y eso que su formación era autodidacta.

Reconoce el libro en su introducción la escasez de estudios divulgativos sobre historia de dolçaina valenciana. Hay aproximaciones y artículos pero añoramos la creación de un gran trabajo como sí tienen otros instrumentos como la gralla en Catalunya. Cada uno habla de lo conocido pero no ha investigado lo suficiente. Como tantas veces en nuestra tierra, es la iniciativa individual, casi solitaria, la que llena los huecos que debería exigir rellenos una sociedad que realmente valorara lo suyo. De esta forma, este libro es un modelo perfectamente imitable en el futuro, cuyo homenaje no son himnos de excelencia o fotografías a veces insulsas sino una profundización en el significado del artista popular partiendo de su  hecho biográfico artístico. De hecho, pone la vida de Pasqualet en un contexto histórico en breves pinceladas, recordando el padecimiento de los poetas y artistas por la represión política tras la guerra civil de 1936 o que el protagonista siguió los pasos de aquellos dolçainers de Tales. Muy interesantes los párrafos de la transición donde siguieron existiendo prohibiciones.

La obra no se queda solamente en lo local. Hay un recuerdo a los músicos de otras poblaciones que se esforzaron en su día por mantener vivo el instrumento. Pero las citas no son de nombres sino de hechos de relieve, como el mérito de Joan Blasco de conseguir afinar las dolçaines en sol, además de escribir el primer método de enseñanza, porque cada una estaba afinada antes en un tono distinto según el artesano fabricante. Ello fue fundamental para la creación de la colla, el grupo de dolçainers i así se abandonó en cierta medida el concepto de individualidad del instrumento, solo acompañado de un tabalet o caja para dar ritmo a la melodía. Comparemos aquello con los grupos actuales que incorporan instrumentación de percusión, de viento o teclados, en principio ajena a la dolçaina pero que potencia la calidad musical. Vilanova ahonda en la marginación del franquismo a la cultura popular, a pesar de aprovecharla, y añado yo como en el caso de las fallas. La crítica podía existir y claro… Sin embargo, valora la fortaleza para mantenerla y su desarrollo por distintas poblaciones.

El tercer capítulo está dedicado al proceso de revitalización de la dolçaina, donde Pasqualet tuvo un lugar destacado. Es un buen estudio de esta evolución para a continuación adentrarse en los dolçainers de Vila-real a lo largo de la historia. Se aprecia el enorme trabajo de recopilación de conocimientos y datos puestos en orden con rigor investigador, de forma ordenada y precisa. Y es el quinto capítulo cuando Vilanova llega a Pasqualet, nacido en 1937, y a toda su evolución, con una estrategia acertada de retratar su apego a los distintos estilos. Un repaso cargado de citas y nombres que, sin embargo, no cae en ese modelo de libro anecdotario.

Personalmente, mi alegría creció con el capítulo sexto, dedicado a los tabaleters, siempre tan olvidados o relegados al acompañamiento inevitable o por imperativo del canon tradicional. Evidentemente, no falta ninguno de los que acompañaron a Pasqualet pero me he detenido sobre todo en el que he conocido, Pepe Vilanova. Él siempre valoró a su pareja musical como un apéndice suyo. Siempre me pareció que dignificaba la figura del percusionista como imprescindible para el desarrollo de sus melodías.

El séptimo lo escribe Óscar Luna, de Xarxa Teatre: “De Vila-real al món”. No hace falta añadir mucho porque el título lo expresa todo. Lo más destacable es la reproducción de diálogos recreados, la introducción de la memoria que nos conduce a la dimensión humana de Pasqualet. Los viajes, las anécdotas y la presencia internacional quedan fijadas para siempre. Le sigue el capítulo de Juanjo Pérez Vilanova en su faceta como músico de banda, para proseguir con la mirada hacia el futuro escrita por la dolçainera Paloma Mora, con una visión acertada sobre la enseñanza del instrumento como garantía de supervivencia.

El remate crítico sobre la música grabada por Pasqualet, excelente repaso que antecede a un epílogo que camina sobre el papel del dolçainer tradicional. Buen viaje, le desea el autor para poner el colofón a este trabajo envidiable, que debe marcar un antes y un después en los estudios de las artes populares que no debería ser potenciado con un verdadero centro de estudios. Como tampoco dejar de reivindicar la peculiaridad del instrumento con su funcionalidad dentro de la música popular pero también su maleabilidad con determinados estilos. Aunque no con todos.

Un gran libro que entusiasmará a los muchos dolçainers y tabaleters que ya tenemos afortunadamente, pero también al estudioso de la cultura popular. Un gran estuche para disfrutar del recuerdo de quien tanto hemos admirado: Pasqualet de Vila-real. Un grande de la música. Como también su autor Manuel V. Vilanova.

José Vicente Peiró

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