El trueno cae y se queda entre las hojas

miércoles, 19 de enero de 2022

 

Poesía del asalto

Las razones del hombre delgado

De Rafael Soler

Nueva York, New York Poetry Press, 2021, 161 páginas.

 



Les envío a Google para encontrar las referencias de este gran poeta y novelista valenciano, Rafael Soler (1947), con una obra prolífica posterior a un parón en su producción de dos décadas. Es el autor de esta tierra más editado en los últimos años. Y ahora lo hace en la prestigiosa New York Poetry Press, en cuya colección convive un buen número de los poetas hispánicos más importantes, con Las razones del hombre delgado.

Llamo a esta obra poesía del asalto. Porque el lector se dispone a la lectura tranquila de uno de sus poemas y repentinamente se ve asaltado por el asombro por sorpresa, casi a traición, con una palabra que golpea la placidez de la lectura  por su aparente inconexión con el sentido del verso anterior o su descontextualización como arma para profundizar en conceptos y sensaciones líricas. Lo placentero deriva en inquietud. Como dice Gamoneda, Soler libera las palabras cargadas con poderes surreales y las engarza en una sintaxis también liberada hasta de puntuación. “Notará en los comienzos / un desplome maxilar / frío en el costado”, nos dice. Corta ahí para seguir con otra estrofa, “y el borboteo / que todo adiós provoca”. ¿Tiene sentido? Mucho. Es la muerte, que será la de todos. Pero hay que vivirla como una certeza por lo que la templanza debe acompañarnos.

Todo lleno de imágenes irracionales, súbitas expresiones incandescentes, con un sentido escalofriante para acercarse al misterio de la vida y de la muerte. El verso es el arma para refugiarse del destino escrito y así decir que muero porque no muero (perdón Santa Teresa). O para atacar al pesimismo y a la estupidez humana. Por eso, su poesía  es una esperanza, una llama que sobrevive a la existencia donde lo lúdico, como lo gastronómico y el buen alcohol tan recurrentes, debe estar presente para disfrutarla. Es por ello, que los versos rezuman optimismo a pesar de ciertas situaciones feístas o sarcásticas.

Con la vida presente en la muerte gracias a las muchas perplejidades que combina Rafael Soler para asediar al lector. Su hermetismo es solo aparente porque nos habla de “desvivir y desmorir”, como en el poema “Con méritos probados”. ¿A qué santo el cuero se apoca por lo que hay que disculparse (“Disculpe usted”) : puñetazos de la palabra para no dejar indiferente al lector. Y formalmente con una buena variedad de versos pero siempre guardando el ritmo inherente a la buena poesía en sus combinaciones con golpes matemáticos para capturar el caos léxico.

Un poemario de los que dejan huella. Con los opuestos y contradicciones llevadas al extremo, como en Ácido almíbar (2014) de uno de sus anteriores libros. ¿Por qué no unir las diferencias? Dan sentido a nuestra existencia porque está llena de momentos tristes y alegres. Plagada no, por favor, que la vida es bella y hay que aceptar que un día se termina como todo lo bueno. Vivimos en un balanceo de contrastes y nadie mejor que Rafael Soler para recordárnoslo incluso con un sentido optimista y vitalista. Y nada de vagas moralidades: a vivir que son dos días.

J.V. Peiró

No hay comentarios:

Publicar un comentario