Mientras comía un plato de sopa enfriado por la inoportuna llamada del 1004 de Movistar, en el telediario de TVE-1 se anunciaba la inminente aparición de El Sueño del Celta, una nueva obra de Mario Vargas Llosa, a quien felicitamos por su Premio Nobel merecido.
La voz en off era acompañada por la maquinaria de una imprenta en cuyas cintas se dejaba ver el grueso del libro y su portada roja. ¡Qué bonito! Imagino que el profano se habrá sorprendido de la rapidez con la que sale un libro de la imprenta. Yo simplemente he pensado que da lo mismo fabricar un Peugeot que un libro.
Nada más terminar de comer me ha llamado un amigo periodista para preguntarme si ya estaba prevista la salida de la novela antes de la concesión del Premio Nobel. Pensando en lo poco que este amigo periodista dedicado a la sección Cultura sigue la actualidad del mundo del libro, le he respondido que en El Cultural del diario El Mundo ya se anunciaba la salida de esta novela a finales de julio, y se repitió esta información en su primer número de septiembre.
Pero me queda la duda. Más de cuatro años hace que salió la última novela de Vargas Llosa, Travesuras de la niña mala. Mucho tiempo para un autor que vende muchos libros. Mientras, han salido reeditadas sus obras en Alfaguara y Galaxia Gutemberg, y han visto la luz algunos de sus ensayos publicados hace muchos años. Lo que editó Planeta hace casi dos décadas, no. Pero una novela nueva... no sé... Mario Vargas Llosa no ha tardado nunca tanto tiempo en publicar una novedad.
Entonces, dadas las dudas generadas, pienso en la estrategia comercial. No sé si Vargas Llosa terminó El Sueño del Celta hace muchos años o hace dos meses, por ejemplo. Lo que sí sé es que sale a la venta en el momento oportuno, después de la concesión del Nobel, y con reservas anticipadas en los grandes almacenes, cosa insólita en un autor de culto, y que parecía reservada al best-seller popular de Harry Potter.
Visto que compramos un libro como si compráramos un pollo asado, y pensando en que siempre hemos tomado la fecha de la edición como la originaria de un libro, hago una proposición destinada a modificar todos los manuales de historia de la literatura: que la fecha posterior al título de una obra sea la de producción de la obra.
De esa forma, podremos localizar mejor una obra en el contexto del autor y no en el editorial. Siempre nos dará una idea de las razones por las que un gran autor como es Vargas Llosa creó una novela.
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